miércoles, 17 de noviembre de 2010

SER OLVIDADO, TODO UN HALAGO

¿Cuántas películas has visto a lo largo de tu vida? Quizás hayas crecido con películas como "Rambo" o "Rocky", y tu ídolo sea su protagonista, Sylvester Stallone, pero sólo el 50% del mérito le corresponde al actor neoyorquino. La otra mitad, mucho peor valorada, es tarea de Ricardo Solans, un veterano del doblaje español que, como muchos del gremio, reivindica el valor que merece su trabajo.

"¿Abogado?¡Abogadooo...!", "Siempre tendremos París" o "Me llamo Bond, James Bond" son frases míticas del cine estadounidense que se han hecho universales gracias a estos actores de doblaje.

La interpretación se compone de dos elementos fundamentales: la imagen del actor y su voz. En ocasiones, hay intérpretes que aúnan las dos cosas, pero no es nada descabellado señalar que el doblaje es capaz de mejorar una mala película, así como de destrozar una buena.

Antiguamente, era muy común que actrices muy bellas prestaran su imagen a la cámara, aunque su talento para la interpretación quedaba en evidencia en cuanto abrían la boca. En estos casos la solución era buscar una voz melodiosa, parecida a la de la actriz, para completar aquello que a la belleza le faltaba, la voz.

Hoy en día no es necesario tener un timbre especial, sino que basta con saber interpretar el personaje desde la sombra. Sin embargo, pasar desapercibido es el mejor halago que pueden recibir. "Después de todo – dice uno de ellos – la finalidad de este trabajo es que nos olvide".

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